sábado, 20 de junio de 2009

Cuando venga la mañana...

Entré sigiloso, como si alguien pudiera oír mis pasos... Tal vez lo hacia, en realidad, para no perder mi atención por esas guitarras que me habian incitado a entrar... A mi costado pasó quien abrió la puerta., un petiso con una bufanda tan larga que parecía arrastrar el suelo. Lo seguí como si él me estuviera guiando a un show. Traspasando la peluquería propiamente dicha, estaban los músicos en otra habitación, 4 guitarristas, el petiso que cebaba mates, un borrachín que se dormía y cada tanto aplaudía y dos que no tenían guitarra ni instrumento alguno, salvo las palmas y la voz que desenfundaban de a ratos. Me quedé apoyado sobre el marco de la puerta, parado. Las guitarras sonaban con tanta fuerza, con tanta pasión que no logré entender como se hacia para no emocionarse ante tanto amor expresado en 6 cuerdas. Sonaban las guitarras, todas juntas, con fuerza y una punteaba notas bien sentidas. Uno de los cantores comenzó a entonar una canción que me pareció escucharsela a Zitarroza: "Cuando venga la mañana, cuando venga la mañana, tu pollera de linoo azuuul", y estiraba imitando la voz del uruguayo. "Colgadita en la ventana, colgadita en la ventana... bandera al sol amarillo dirá que tu no has dormido con tu marido.. Cuando venga la mañana, cuando venga la mañana..." El borrachín se quedó totalmente dormido, casi a 45 grados en su silla que era un misterio como no se caía. El petiso que cebaba mates tomaba solo y le pasaba cada tanto al otro cantor que permanecia callado e imitando onomatopeyicamente el sonido de las guitarras. Yo saqué mi botella que aun guardaba en mi amplio bolsillo del saco. Me senté en un sillón que parecía traído de la peluquería vecina y seguí escuchando esa canción... "Tu pollera azul de lino, vuelta color de vino al sol... si no la descuelga el viento, si no la descuelga el viento, mostrará tus sentimientos y los que yo no me digo -somos amigos-. Cuando venga la mañana.. Cuando venga la mañana..." El petiso se retiró a calentar el agua del mate. Los guitarreros no tomaban, por razones obvias, y mucho sentido no tenia cebar en esas circunstancias... Me incorporé, llene con mi vino algunos vasos y me acerqué un poco mas a los musicos. "Cuando venga la mañana, cuando venga la mañana... vuelto color de trigo el soool.. Incendiando tu pollera, violándola toda entera, vendra a meterse en tu cama y dormir contigo sobre tu ombligo... Cuando venga la mañana... cuando venga la mañana..." Siguieron sonando un rato largo las guitarras en solitario... uno hacia punteos expresivos, los otros acordes parejos y disciplinados, como un ejercito marchando firme. En el cierre quise pararme a aplaudir, pero me habría visto en ridículo... Los músicos bajaron las guitarras y alargaron el brazo buscando el vino servido en los vasos. Yo los invitaba, mi vino era mi mas modesta recompensa por tan buen momento. Uno de los guitarristas bromeaba con el resto y despertaba de un susto al borrachín que ya estaba cayéndose de la silla. Me dio gracia, ya estaba casi hermanado, ya quería cantar o tocar una guitarra, desafinar al menos una melodía simple.
Uno de los guitarreros propuso una milonga que todos entendieron y se disponían ya a ejecutar. Esta vez cantaría uno de los guitarreros y acompañaria el otro que no tenia guitarra.


1 comentario:

  1. Por qué llorar?? Por qué?? Escriba o cante... O escuche música...

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